sábado, 25 de agosto de 2007

Conclusión del alumno…¿A donde quiero llegar con todo lo dicho anteriormente?

Parece que los métodos propuestos por la Revolución Verde para aumentar la productividad de los cultivos y cubrir así las necesidades de alimentación humana han tocado fondo.
No es posible aumentar la superficie cultivable y la escasez de agua empuja a usos más eficientes de la misma, por ende es necesario conseguir la producción de mayor cantidad de alimentos por otros medios, conservando los ecosistemas agrarios y silvestres y sin dejar de proteger el medio ambiente de la contaminación que introducen abonos, pesticidas y plaguicidas.

Es aquí donde la biotecnología, junto con la mejora genética tradicional juega un papel clave como técnica para conseguir una mayor producción de alimentos.
La modificación genética de animales genera varios problemas éticos. Por un lado relacionado con su bienestar y el trato que reciben, y por otro si es o no moralmente aceptable manipular sus características fisiológicas.
También esta la preocupación por las consecuencias que los animales transgénicos pueden tener sobre la biodiversidad del planeta, debido a que si el transgén se inserta en un lugar erróneo del genoma nacería con graves deformidades. Se cuestiona también la moralidad de diseñar animales que exhiban las características de ciertas enfermedades humanas, debido al sufrimiento asociado a padecer los síntomas de la enfermedad. Por último, no siempre los animales creados con el transgén de interés expresan la característica que confiere dicho gen, con lo que no son útiles para la investigación y se procede a su sacrificio.
Desde que la biotecnología propició la aparición de vegetales transgénicos, la superficie de cultivo de estos productos se ha incrementado año tras año. Los cultivos modificados genéticamente más utilizados son: soja, maíz, algodón. La mayor parte de los cultivos transgénicos se encuentran en países desarrollados, en consonancia con la capacidad de invertir en investigación, siendo los líderes Estados Unidos y Argentina.
Las modificaciones genéticas más utilizadas y apreciadas por los agricultores son aquellas que confieren al cultivo resistencia a los herbicidas, seguidas de los resistentes a insecticidas. Se espera un aumento en los próximos años del empleo de aquellas semillas que combinan ambas propiedades.
Sus Ventajas e inconvenientes
El cultivo de variedades vegetales que contienen genes de resistencia a plagas, permiten reducir el riesgo de malas cosechas y la necesidad de aplicar sustancias químicas para proteger los cultivos. De este modo se asegura una mayor productividad y además se reduce la contaminación por pesticidas y herbicidas del medio ambiente.
El empleo de OMG tiene también repercusiones socioeconómicas, el cultivo de plantas transgénicas supone una reducción en los costos de producción y la obtención de mayores rendimientos, pero como en la investigación biotecnológica del sector agrícola predomina el sector privado, existe la preocupación de que unas cuantas empresas dominen este mercado. Las repercusiones de esta situación serían especialmente negativas para los países en desarrollo, en donde prácticamente no existen iniciativas privadas de investigación.
Las mejoras introducidas en los cultivos mediante ingeniería genética no sólo buscaban ventajas para los agricultores, sino también para la industria alimentaria en general. El desarrollo de los OMG se ha dirigido a la obtención de alimentos básicos más nutritivos. Por ejemplo, la introducción de genes en cultivos como el arroz y el trigo para incrementar su valor alimenticio, permite combatir la carencia de ciertos nutrientes en la población de países pobres. Otra aplicación es la modificación genética de la fruta y hortalizas con el fin de atenuar el deterioro de las mismas durante el almacenamiento o el transporte hacia el mercado, de manera que se reduce el enorme desperdicio que tiene lugar durante esas operaciones y mejora las oportunidades comerciales.
A pesar de estas ventajas, existe una gran preocupación y rechazo al consumo de alimentos transgénicos por el desconocimiento de los efectos que puedan tener sobre la salud humana, tanto a corto y, especialmente, a largo plazo. Los principales riesgos que se consideran potenciales en los alimentos transgénicos son:
Alergenicidad: Las proteínas expresadas por los transgenes presentes en los alimentos transgénicos podrían causar reacciones alérgicas en el consumidor, aun cuando dicha proteína no fuera alergénica en el organismo original, ya que no se sabe como reaccionarían al transferirse a estructuras genéticas de otras especies.
Transferencia genética: La transferencia genética de alimentos OMG a células del organismo o bacterias del tracto intestinal son motivo de preocupación por los posibles efectos adversos sobre la salud humana. Un ejemplo relevante sería la transferencia de genes de resistencia a antibióticos.

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